Cómo explicar mis gustos: aprendizaje racional/emocional 🥇

por | Feb 2, 2020 | Amar es para siempre, Mejores reflexiones | 11 Comentarios

¿Cuáles son los gustos de una persona? ¿Os habéis parado a pensar cómo se percibe la realidad? ¿Cómo conseguimos aprender los tipos de gustos y preferencias de una persona? ¿Cómo podemos educar hoy el buen gusto? ¿Cómo funciona el aprendizaje emocional y racional? Personalmente nunca había prestado mucha atención, hasta después de la injusticia tras un grave accidente que sufrí años atrás, donde comencé a ser un poco más consciente del proceso. Durante muchos meses tuve que aprender de nuevo tareas sencillas que se realizan a temprana edad, y me obligó a atender un poco más a cómo funcionan algunos de mis procesos neuronales. Había leído mucho sobre el tema años atrás, pero con poca utilidad sin reflexión posterior. Aquí junto la teoría con la experiencia y te comparto un modelo práctico para saber cómo se forman los gustos y preferencias y así poder gestionarlos.

Voy a compartir, de forma sencilla, algo de lo que pude poner en práctica a raíz de mi experiencia, y que me ha servido para comprender lo mejor la vida, racionalizar las emociones, saber cómo explicar mis gustos, ¡muchas cosas que son realmente útiles!

Cómo funciona el aprendizaje racional o consciente

Existen muchos tipos de aprendizaje, y este caso el aprendizaje racional trata de obtener conocimientos desde la asimilación mental de cualquier objeto, hecho, principio o ley. ¿Por qué algunas personas consiguen memorizar muchas cosas y otros en cambio prestan atención a nada? Nuestro cerebro realiza miles de actividades a cada instante, unas pocas de las que somos conscientes, y otras muchos que se realiza nuestro inconsciente y subconsciente. Primero explicaremos nuestro lado racional o consciente, la parte en la que probablemente más educación recibimos en estos tiempos modernos. Nuestro cerebro para muchas cosas funciona como un ordenador, o mejor dicho, los ordenadores se han hecho para que imiten un poco a nuestros cerebros.

Entender nuestro aprendizaje racional

Entender nuestro aprendizaje no es una tarea sencilla, pero vamos a comprobar con algunos ejemplos cuáles son los ingredientes que existen, y cómo se utilizan. Lo que nos diferencia del resto de los animales, es cómo generamos utilidad a todos los datos que nos rodean. Generamos información a través de los datos, y al interpretar con coherencia la información, conseguimos generar conocimiento. Todo encadenado, tras conseguir un mayor entendimiento, llegaremos a la más preciada sabiduría (y aprendemos eso de que rectificar es de sabios). Os incluyo a continuación un esquema gráfico del consciente lógico-racional, y permitirme analizar el inconsciente en otro momento.

Consciente-racional

Aprendizaje racional: cómo leemos el dato

En cualquier manual de estilos de aprendizaje es bueno empezar por explicar el modelo relacional desde su origen. El dato es la mínima cantidad de información que procesamos y es una representación simbólica (numérica, alfabética o visual) de una característica asociada a un determinado ente o fenómeno que nos permite medir la realidad. Para el caso de un bebé, un ejemplo de dato serían las luces de los semáforos, ya que no le ofrecen ningún significado el rojo o el amarillo, más allá de tener distintas tonalidades.

Los datos se recogen gracias a nuestros sentidos mediante la observación y pueden ser características cuantitativas (en cuyo caso se llaman variables) o cualitativas (también llamadas atributos). Un ejemplo de variable podría ser la altura o el peso, y un ejemplo de atributo podría ser el color.

El dato no tiene valor semántico (o sentido) en sí mismo, pero convenientemente tratado (o procesado) se puede utilizar en la realización de cálculos o toma de decisiones. Un dato por sí mismo no constituye información, es el procesado de los mismos y la creación de relaciones entre muchos de ellos, lo que proporciona información.

Por ejemplo, veamos un dato: una luz roja.

Aprendizaje racional: cómo procesamos la información

Datos e información parecen ser en nuestra cultura palabras intercambiables, pero realmente como dice Richard Wurman “si no informa, no puede ser información”. Para entender las diferencias de una forma más precisa es necesario introducir el contexto; sin contexto, no existe información ni conocimiento. Se debe mirar al entorno del dato, (de dónde vino, cómo se relaciona con otros, cómo se presenta, y cómo se estructura) y también tener en cuenta el punto de vista de quién se apropia de ese dato.

La información son datos provistos de significado. Por ello puede decirse que la información es un conjunto organizado de datos procesados, que proporciona un enunciado o mensaje contextualizado sobre un determinado ente o fenómeno. Para un conductor, un semáforo no es sólo una luz de colores, sino que cada color tiene un significado. Así que, el verde le indicará pasar y el rojo parar.

Si por ejemplo organizamos datos sobre un país, tales como: número de habitantes, densidad de población, nombre del presidente, etc. y tabulamos los resultados, los comparamos con otros países, y relacionamos diferentes variables y atributivos para explicar la realidad, podemos decir que hemos creado información sobre ese país. Con el #mequedoencasa mucha gente no para de comparar los datos de los países.

La información en cuanto tiene un sentido y ofrece una determinada descripción de la realidad, ayuda a aumentar el dominio del usuario sobre un ámbito concreto; proporciona a la hora de tomar una decisión, la materia prima fundamental para el desarrollo de escenarios de resolución alternativos; y aporta los criterios para escoger entre diferentes alternativas posibles o perspectivas de la vida.

Así cuando tenemos que resolver un determinado problema empleamos diversas fuentes de información e intentamos contrastar. Ahora bien, la información por sí sola no aporta un modelo que permita escoger la mejor opción, apenas orienta sobre qué opciones parecen ser mejores.

Por ejemplo, cuando la luz roja se pone en un semáforo, adquiere un contexto y es ya un semáforo con una luz roja.

Aprendizaje racional: cómo creamos el conocimiento

El conocimiento intuitivo es el entendimiento, noción e inteligencia que se capta o crea sobre un fenómeno como resultado de integrar muchas informaciones (estructuradas y no estructuradas) con la experiencia, investigación, y reflexión que ejercitadas en un contexto dan como resultado un modelo que permite la compresión del fenómeno, la resolución de sus problemas y la toma de las mejores decisiones sobre el mismo, tanto a nivel individual como colectivo.

Los datos se perciben mediante los sentidos, sus interrelaciones se integran con la experiencia del usuario y generan información que:

  • Aumenta el dominio sobre una materia y da el significado o sentido a los datos en un contexto,
  • Proporciona la materia prima fundamental para el desarrollo de escenarios de resolución alternativos.
  • Y aporta una serie de criterios o reglas de evaluación de decisión para la elección entre soluciones alternativas (vamos siendo una persona que cumple las reglas).

En relación al punto de la información como vía para llegar al conocimiento, es importante entender el papel de la estructuración y del cruce de fuentes de información. Es imposible que la información por si propia dote al individuo de más conocimiento es él quien valora lo significativo de la información, la organiza y la convierte en conocimiento. Se suele distinguir entre dos tipos de conocimiento: el captado y el creado. El primero coincide en más o en menos con la información; el segundo, es algo interiorizado, siempre con un alto nivel de calidad y que crece lentamente a través de la acción de conocer.

La definición más sencilla de conocer consiste en averiguar por el ejercicio de las facultades intelectuales la naturaleza, cualidades y relaciones de los fenómenos. En todo conocimiento podemos distinguir cuatro elementos:

  • El sujeto que conoce.
  • El objeto conocido.
  • El proceso mismo de conocer, muy condicionado por la experiencia.
  • El modelo de comprensión obtenido.

Dicho de otra manera: el sujeto se pone en contacto con el objeto y busca y obtiene en diversas fuentes información acerca del mismo. Cuando existe congruencia o adecuación entre el objeto y la representación interna correspondiente, decimos que estamos en posesión de una verdad o una experiencia de comprensión. El conocimiento se forma con este conjunto de experiencias de comprensión.

Existe otra clasificación de conocimiento: El conocimiento tácito, que reside en las percepciones y comportamientos de los seres humanos. Es un conocimiento que no se presenta formalmente, sino que se supone o infiere. Y el conocimiento expreso que es publicado, ordenado, externalizado y conciso. Este último tipo suele a su vez distinguirse en el explícito referido al que ya está estructurado, y el implícito, referido al estructurable; o sea el que está siendo estructurado, pero aún no ha sido codificado.

Por ejemplo, cuando aprendemos a manejar/conducir, sabemos que cuando el semáforo tiene la luz roja debemos pararnos, y cuando pasa a verde, podemos avanzar.

Aprendizaje racional: cómo funciona la sabiduría

La sabiduría es una habilidad que se desarrolla con la aplicación de la inteligencia, obteniendo conclusiones que nos dan un mayor entendimiento, que a su vez nos capacitan para reflexionar, sacando conclusiones que nos dan discernimiento de lo verdadero, de lo bueno y de lo pragmático, configurándose una forma especialmente bien desarrollada del sentido común.

En la sabiduría se destaca el juicio de valor sano basado en conocimiento y entendimiento; la aptitud de valerse del conocimiento con éxito, y el entendimiento para resolver problemas, evitar o impedir peligros, alcanzar ciertas metas, o aconsejar a otros. Es lo opuesto a la tontedad, la estupidez y la locura, y a menudo se contrasta con éstas (con esas personas que se creen más que los demás). La sabiduría consiste en juzgar correctamente cuándo, cómo, dónde y con qué objetivo emplear el conocimiento adquirido.

Existe una relación indisoluble entre los datos, la información, el conocimiento, y la sabiduría o uso del conocimiento. Los datos son los átomos del entendimiento. Se capturan y almacenan sistemáticamente en bases de datos. Sus interrelaciones ocurridas en un entorno o contexto nos permitirán crear información; pudiendo ser está en función de su tipología más o menos estructurada.

Ya se indicó la importancia de diferenciar entre información y conocimiento. Conocimiento tiene en cuenta una serie de procesos mentales de comprensión, entendimiento y aprendizaje que se encuentran en la mente y que incluyen interacción con el mundo exterior y con otras personas. Así cuando nosotros deseamos expresar lo que sabemos, solamente lo podemos hacer uniendo mensajes de varias clases – oral, escrito, gestos…- Estos mensajes no suponen conocimiento sino información, la cual debe ser asimilada y entendida para pasar a formar parte de su conocimiento. Por este motivo una misma información produce un conocimiento diferente en dos sujetos distintos.

El lenguaje, por lo que una mejor comprensión de los conceptos sobre información redundará en un aumento del conocimiento, ampliando así las posibilidades del pensamiento humano, que también emplea el lenguaje -oral, escrito, gesticular, etc.-, y un sistema de señales y símbolos interrelacionados.

La sabiduría es un nivel superior de comprensión, es valorar el contexto, las relaciones, las jerarquías, es un proceso personal, íntimo, porque opera dentro de nosotros; a través de la reflexión.

Por ejemplo, cuando tenemos mucha experiencia, sabemos que, en algunos países peligrosos, las mujeres pueden pasarse el semáforo en rojo a la hora de manejar/conducir.

Cómo funciona el aprendizaje emocional

Y ahora, ¿cómo explicar mis gustos? ¿Cómo comprendo mejor los gustos de personas? ¿Cómo conocer mejor los gustos de la gente? En psicología existen multitud de estudios, y los especialistas nos explican muchos niveles para entender el interior de las personas. Sé poco sobre el tema, pero permitirme ofreceros mi sencilla visión, que para ser honesto, me hace entender mis percepciones muy bien. Compruebo muchas veces que ni los psicólogos se ponen de acuerdo en algo tan básico, pero dejemos los detalles para otro momento.

Aprendizaje emocional: cómo se crean nuestros gustos

Al principio son los estímulos los que llegan a nuestro cuerpo. Técnicamente se menciona que tenemos estímulos interoceptores -externos, como la luz que nos llega a un ojo-, estímulos exteroceptores -en la piel, como cuando nos acarician-, y estímulos propioceptores -internos del cuerpo, como cuando tenemos hambre-.

¿Cómo te sientes? Estos estímulos consiguen generar emociones, que puede que nos gusten (emociones positivas) o no (emociones negativas), o incluso nos dejen indiferentes (emociones neutras), pero con el tiempo, van generando un montón de sentimientos en nosotros, como, por ejemplo, simpatía, tristeza, temor, ira, o esperanza. ¡Qué difícil resulta luego realizar el desapego emocional!

consciente emocional

Estos sentimientos son habitualmente el equipaje más complicado de gestionar en nuestras vidas. Es importante mencionar que hasta pasada una edad, entre los 3 ó 6 años, no se aprende a generar sentimientos, pues el concepto tiempo no se ha generado en nuestro cerebro. Se puede observar cómo los niños pequeños quieren sentir las emociones en tiempo real, es decir, eso de «niño… ¡mañana jugamos!», no lo comprenden del todo (¡ellos quieren tener las emociones del cariño ahora!). En cambio, cuando tenemos ya cierta edad y aparece el tiempo en nuestro cerebro, podemos generar el sentimiento de estar enamorados sin tener a nuestra pareja realizando estímulos a nuestro lado.

Nota: Si bien es cierto que psicológicamente se entiende que las emociones son las que generan los sentimientos, es más común en nuestro lenguaje popular entender la rama conductual, en la que nos referiremos a las emociones como el motor que impulsa a las acciones.

Aprendizaje emocional: cómo explicar mis gustos

MenteSeamos prácticos, y veremos que son tres niveles los que considero que tiene nuestra mente cuando se enfrenta a la realidad:

  • Consciente, que como su nombre indica, es todo lo que sentimos con pleno uso de sentidos y facultades. Es sencillo sentarnos cerca de una mesa y poder palpar el material del que está hecho. Quizás sea madera, o tenga un cristal por encima, pero detectaremos rápidamente que nuestro cerebro sabe distinguir y palpar su superficie.
  • Inconsciente, que se sale de nuestros actos, y se realiza automáticamente. Baste el ejemplo de respirar, que todos sabemos hacer de forma consciente. Podemos llenar ahora nuestros pulmones de aire y sentirlo en nuestro interior. Después lo vaciaremos sin problemas. Sin duda, es algo que hacemos tan habitualmente, que se realiza de forma automática, es decir, inconscientemente. Pero todo lo que hagamos inconscientemente, podemos llevarlo al consciente y sentirlo sin problemas.
  • Subconsciente, indica el diccionario que se refiere al estado inferior de conciencia en el que, por la poca intensidad o duración de las percepciones, no se da cuenta de estas el individuo. Pero la verdad, es que cuando miro esta definición ni soy capaz de comprenderla en su justa medida (quizás es un ejemplo de juicio que tengo). Así que prefiero explicarlo como la parte de nuestro interior que tiene nuestros gustos más profundos, nuestro ser más oculto. Por ejemplo, están cosas tan peculiares como por qué me gusta más el color azul que el color rojo (por poner un ejemplo personal).

Cómo entender las preferencias y gustos de una persona

En estos tres niveles no es difícil entender las distinciones marcadas. Ahora bien, ¿cómo funcionan en su interior?, ¿cómo se engrasa toda la maquinaria? ¿Cómo se crean los gustos de las personas? ¿Cuáles son los gustos de una persona? Creerme, bajo mi actual punto de vista, es sencillo de explicar a cualquier persona, pero difícil de gestionar.

Para empezar el consciente se educa en todos los procesos formativos que tenemos a lo largo de nuestra vida. Es la parte más racional, y la que se apoya en las cosas materiales y más contrastables con los demás. Por ejemplo, una mesa no tiene nombre hasta que otra persona comparte contigo que se llamará así, mientras tanto, no deja de ser un objeto cualquiera. Cuando se comparte eso, cada persona del grupo la identificará con una serie de características que también se podrán en común. Se hablará de mesas altas, de colores, de varias patas, etc., según los atributos que nuestro entendimiento llegue a disponer. Evidentemente, para un albañil, una mesa tendrá mucho más significado que para los demás, y de ahí radica la importancia del grado de formación en la materia.

El inconsciente completa nuestro lado racional, y a fin de cuentas, no es más que un consciente funcionando con el piloto automático. La gran tristeza es que cada vez hacemos funcionar más cosas en modo automático, y dejamos de incorporar nuevas actitudes para entender mejor las cosas.

El subconsciente fue la parte más complicada de entender con mi formación base de ingeniero, y a la vez, la más interesante de sentir. ¿Cómo describir los gustos cuando es una de las cosas más diversas que se pueden encontrar? ¿Qué nos hace sentir atracción hacia una persona que otras personas pueden incluso rechazar? Necesité meses de exploración personal para darme cuenta de cómo nuestro cerebro está lleno de emociones, positivas, negativas, y neutras, que construye a lo largo de nuestra vida.

Tras el accidente que sufrí, perdí gravemente muchos de mis recuerdos, en lo denominado técnicamente, una pérdida parcial de memoria con daño axonal difuso. Había partes de mi cerebro que habían sufrido desconexiones, y tenía recuerdos perdidos. ¡Pensaba que mi vida era una mierda! Algo parecido a lo que ocurre cuando una región sufre un grave terremoto, y después, aparecen muchas viviendas incomunicadas con carreteras levantadas o dañadas. Hasta que no se restablece la carretera o se forma un camino alternativo, esa parte –o en el caso de mi cerebro, un recuerdo- queda incomunicada.

Lo más peculiar de esta historia es lo que le ocurre a mi cerebro cuando le bombardeo a recuerdos del pasado y llego a regenerar las carreteras estropeadas. Al comienzo eran grandes calambres, asociados de numerosas sensaciones emocionales que se evocaban en mi cuerpo en cuestión de milésimas de segundo. Recordaré siempre el momento en el que, viendo fotos de un amor anterior a la que quería con locura, llegó a mi corazón la sensación del amor. Fue un punzón de energía emocionante, que me trajo al presente la sensación de amor hacia mi antigua pareja en un fuerte impulso momentáneo.

De forma inusualmente práctica, encontré que cada recuerdo que generamos está unido a un conjunto de emociones, positivas o negativas. E incluso neutras, cuando nos generan indiferencia. Es lo que llamaré en lo sucesivo, las sensaciones positivas, negativas o neutras, asociadas a cada momento, y que se generan de forma automatizada (eso que hace el peor o el momento más feliz). En nuestra infancia, ya desde bebés, empezamos a sumar este tipo de emociones, y comenzamos a confeccionar nuestros gustos de la forma más inconsciente del mundo. Quizás el mimo que nos hizo un familiar nos gustó y nos hemos quedado con el sonido que escuchábamos mientras. Quizás la voz de nuestro profesor de primaria se asoció a un tono maravilloso porque nos hacía reír continuamente. O quizás recordemos el color rosa que tenían las paredes de nuestro cuarto que nos acompañaba al descansar en nuestra querida cuna.

Nuestros actuales gustos vienen, por decirlo de alguna forma, como sensaciones formadas del pasado. Si comprobamos cada preferencia que tenemos, podremos observar si predominan las sensaciones positivas o negativas, para saber si algo nos gustará o no. Las neutras, como os podréis imaginar, simplemente se reciben, pero no repercuten para generar la sensación. A partir de un montón de estímulos, que van aportando un conjunto de sensaciones, nos permitirán identificar a futuro, aquellas cosas con las que nos sentimos más o menos a gusto.

Nuestro cerebro es un sistema muy complejo del que todavía tenemos poco conocimiento, por lo que preguntar el motivo de cada uno de nuestros gustos o preferencias, puede ser un ejercicio complicado y requiere mucho entrenamiento. Tras haber perdido muchos recuerdos por el accidente, tuve ocasión de trabajar en recobrar muchos de ellos, uno a uno. Con cada foto que veía, traía a mi consciente la mayor información posible, para así conseguir recuperar todo lo posible. Cuando te llegan emociones pasadas es bueno pensar en qué te fijas, qué las rodea, y sobre todo, qué sentías en ese momento. Así, intentaba comprender cada emoción positiva o negativa que tenía, y qué implicaciones tenían en mi momento presente.

Hermanas Pedro Amador para comprobar los gustosOs compartiré un pequeño ejemplo. Siempre he dicho que me gustan con locura las mujeres de ojos azules, aunque nunca llegaba a entender el motivo. Evidentemente, desde un punto de vista racional, tampoco es tan relevante el color de ojos, así que, ¿cuál era el motivo de tal preferencia? Después de mucha exploración, la explicación procedía del color azul de mis dos hermanas mayores, a las que quiero con locura. Probablemente, desde la cuna, eran los ojos que más veía, y siempre me cuidaban con cariño, generándose un montón de sensaciones positivas.

Cualquiera puede pensar ahora… ¡vaya tontería! ¡Ni te acuerdas de cosas así de cuando eras pequeño! Totalmente cierto, igual que tampoco recordamos cómo aprendimos a andar. Pero si nos hubieran grabado en video desde el momento en que empezamos a aprender a andar, habríamos podido observar todo un proceso parecido de aprendizaje a base de prueba y error, en donde los estímulos negativos eran los golpes con el suelo. Estuve un año entero reconstruyendo mi vida pasada, y os puedo asegurar que comprendí cómo se habían formado muchos de mis gustos, aunque no siempre todo es tan sencillo.

Por si fuera poco, el contexto influye mucho en el momento en el que se incorpora esta sensación. He podido conversar con otros especialistas y me enganchó la idea que me transmitieron de Alain de Botton, que indica que nuestra primera sensación se hace la más potente de todas. Así, por ejemplo, el primer sitio en el que aprendamos a andar será identificado para siempre como nuestro hogar. Seguro que eso explica por qué me gusta mucho que donde viva haya madera, porque comencé a andar sobre un parqué en mi primera casa de Madrid. En cambio, me horroriza que el suelo sea de mármol, por muy lujoso que se pueda comprobar.

No sólo cuenta la primera impresión, varios estudios (que datan del año 2007) demostraron que en algunas relaciones como el amor, paralelamente a la activación de algunas áreas cerebrales, ocurre también una desactivación de circuitos responsables de emociones negativas y evaluación social. Vamos, que cuando nos enamoramos, apagamos un poco nuestra máquina de tener sensaciones negativas, y eso explicaría por qué de algunas relaciones tóxicas o por qué “el amor es ciego”.

Quizás no podamos recordar la primera vez que empezamos a andar, nuestra primera papilla, o el primer juguete que cayó en nuestras manos. Pero seguro que podemos recordar un montón de cosas de nuestra vida adulta, como el primer beso de amor, nuestro primer contrato laboral, o la primera vez que comenzamos a conducir. Si analizamos con calma esos momentos, podremos sacar un montón de información de nuestras preferencias. Los primeros momentos, siempre marcan mucho nuestra posterior forma de relacionarnos a futuro. Como se dice comúnmente, “la primera impresión es la que cuenta”.

Estímulos positivos y negativos, sumados en conjunto, para entender nuestros gustos emocionales. Debemos mantener esa idea en la cabeza, porque será importante reprogramar algunas ideas con estímulos inversos a los que tenemos si queremos reprogramar algunos gustos. ¿Se puede hacer algo así? Así podemos saber cómo explicar mis gustos o cómo funciona el gusto. Aunque nunca olvidemos que no somos sencillas máquinas a las que se les puede cambiar el sistema operativo sin problema, aunque más de una vez, reconozco que me encantaría.

Esquema final para entender los gustos y preferencias

Esquema final para entender los gustos y preferencias

Espero que sepas mucho más de cómo formamos nuestros gustos… ¡y no olvides indicar tus comentarios!

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11 Comentarios

  1. Hablando del tema en cuestion¿Como abandonar algo que me guste o me atraiga por otra cosa mas?Tengo cosas arraigadas que se me quedaron en mi mente o mejor dicho en mi subconciente que me hace hacer alguna cosa automaticamente.Es una conducta que aunque en mi adoslecencia la use mucho por simple admiracion,pero ahora no quiero eso.

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  2. Me gustó mucho, la gente como vos que tienen un momento difícil en su vida que les hace reflexionar todo de 0 es la que vale la pena escuchar, cada uno con una experiencia diferente pero el mismo sentimiento, gracias por compartirlo y éxitos, sos uno de los afortunados que poseen conciencia interna. Como dijo Sócrates: peor que ser un esclavo es no saber que sos un esclavo. Por ultimo creo que seria interesante la pregunta de ¿Que determina que un estimulo, emocion o primera emoción tenga un impacto positivo, negativo o neutro?. Ahondando un poco mas el tema en profundidad. Saludos

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  3. Interesantísimo !!! Por cierto Pedro no se si tendrás la formula de la felicidad que me permita hacer más fácil el aprendizaje de determinadas materias y bloquee la dificultad para retener por ejemplo en el caso de los idiomas etc…

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  4. Me acabas de aportar muchos futuros ratos de reflexion pensando sobre mis tres hijos de 10, 7 y 2 años y como se estan formando sus gustos y preferencias. Gracias a este enfoque , me ayudaras a entender mejor a mis hijos y educarlos con coaching sabiendo el origen de alguno de sus gustos. Gracias Pedro por tu impresionante experiencia personal de superacion.

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    • Diego, muchas gracias por tu comentario. No dejes de aprender de tus hijos… ¡ellos son los que realmente nos enseñan! 😀

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  5. Muy pero que muy interesante. Enhorabuena por la publicación!

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  6. Es una exploración total lo que nuestro cerebro puede hacer 🙂

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    • Eva… y sólo hablo del emocional… ¡hay mucho más en el racional! 😀

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