¿Somos más felices ahora que hace unos años?  Hablamos del primer mundo, téngase en cuenta.

Pues como en cualquier cuestión que se plantee, hay dos corrientes de opinión, basadas ambas en estudios muy amplios y detallados, pero que dicen exactamente lo contrario. Unos, mantienen que ahora somos más felices, y otros, todo lo contrario, que cada vez somos más infelices.  Analizamos ambos, para que cada cual saque sus conclusiones.

El primer estudio, dice que cada vez somos más infelices. En las últimas décadas ha disminuido considerablemente la felicidad, lo mismo en el grupo de adultos que de adolescentes.

La felicidad es algo subjetivo, y tampoco depende exactamente de factores que pueda controlar el individuo, es verdad que hay gente más o menos positiva, pero todos pasan por malos momentos en el transcurso de su vida. Algo sobre lo que sí tenemos control y que puede darnos mucha felicidad, es la gestión de nuestro tiempo de ocio, y, aquí está el meollo de la cuestión. Se hicieron un millón de encuestas en EEUU a adolescentes, se les preguntó qué actividades realizaban el su tiempo libre y si esas actividades les hacían más felices o no. Según el estudio, los adolescentes que pasaban más tiempo con sus amigos, de manera presencial, ya fuera haciendo deportes o bien simplemente reunidos, eran más felices. Por el contrario, los que pasaban su tiempo libre jugando con el ordenador, en internet, disfrutando del concepto de gamificación o simplemente viendo videos en la red, es decir, conectados a una pantalla, eran manifiestamente mucho menos felices ¿Influye directamente la tecnología en nuestro grado de felicidad? Es una cuestión que se convertirá en eterna y nunca sabremos si algo que nos facilita la vida a la vez nos la complica en ciertos aspectos.

De esto se concluía, que los adolescentes que pasaban más tiempo en pantallas eran mucho menos felices.  Se podría pensar, que ya de inicio, los que se sentían menos felices, se refugiaban en las pantallas, pero no, y se comprobó haciendo un experimento muy sencillo. Varios usuarios, renunciaron voluntariamente durante una semana al uso de la Red, y finalizado el plazo, relataron que se habían sentido mejor, más felices y menos tristes.

De todo lo anterior se desprende una conclusión muy evidente. Puesto que el acceso a redes nos proporciona bienestar, pero, el abuso de ellas nos hace menos felices, la receta es clara, hay que equilibrar el tiempo ante la pantalla, es decir, como para todo en esta vida, es necesario moderación.

El otro estudio, hecho en Perú, mantiene justo lo contrario, ahora somos más felices que hace años. Este estudio, hace hincapié en que a pesar de muchos factores negativos que se dan en todos los países, en el mundo civilizado se es más feliz. Aunque la riqueza no es la única causa de felicidad, la relación entre riqueza y felicidad está demostrada. El dinero, no genera felicidad, pero sí contribuye mucho a ella. La riqueza de los países, aumenta la expectativa de vida, disminuye la mortalidad infantil, se  producen más oportunidades para la población, los derechos de los ciudadanos se consolidan y mejoran, en fin, una serie de factores que redundan en mayor felicidad de la población en general. Como es indiscutible que los países en el primer Mundo han ido enriqueciéndose, se puede concluir, que en general, y en el primer mundo, desde luego, se es más feliz ahora que antes.