El zoológico de un aeropuerto

Reflexión de

La fauna que se encuentra al realizar conexión de vuelo en un aeropuerto es de auténtico zoológico, en el mejor sentido figurado de la palabra. Hoy tenía ocasión de volver a Montevideo escala Miami, después de mi intervención en la convención de Guatemala. Han sido varias horas que siempre me ofrecen muchas y muchas sorpresas.<

Es cierto que cuando hay prisas, desespera enormemente la espera, porque parece que todo está hecho para entorpecer el paso. Es absolutamente ridículo que con los avances en telefonía móvil, biometría, o identificación dactilar, sean necesarios tales controles de aduana. Además estamos hablando del país más desarrollado del mundo, bueno, supongo que desarrollado para lo que quiere.

Como siempre existen varias formas de tomarse el asunto. En la primera uno no entiende tantas demoras, cómo es posible la necesidad de pasar tantos controles, y por qué muchas personas están perdiendo el tiempo mirando continuamente lo que hacemos o decimos. Es un momento para escuchar música y abstraerse del mundo, o llamar por teléfono y quejarse de la inútil y larga espera.

La otra opción es la que me gusta disfrutar desde que estoy más presente en este mundo y en la que simplemente observo a las personas y analizo la riqueza del ser humano. Calculo que me habré cruzado con personas de más de 30 nacionalidades, ya que es fácil comprobar el pasaporte que llevan en la mano.

Gente de todos los colores, con el pelo de todas las formas, con las uñas de los adornos más extraños. Gente vestida de cualquier forma, de carácter lujoso, o simplemente con la camisa de su equipo favorito deportivo. Gente que llevaba a sus hijos y aprovechaba para darles muchos abrazos, o que les gritaban todo el rato para que anduvieran quietos, o que intentaban colarse por cualquier lado con la excusa de los mismos. Gente que preguntaba a otra ¿de dónde eres? Gente que tenía maquillaje como si fuera al estreno de la Gala de los Oscar, otros que parece que iban a la piscina (alberca) y algunos que tenían los ojos inflamados de no haber descansado en unas largas horas. Gente que no soltaba su tableta o móvil y escribían sin parar, gente con unos auriculares (headphones) que parecían el casco de una motocicleta, o gente con su MP3 a todo volumen sin importar si molestaban.

Gente que saludaba al ver a compatriotas de su país, gente maleducada que ni daba los buenos días a nadie, gente que aprovechaba para ir flirteando cuando se encontraba en los cruces de las filas que serpenteaban hasta llegar al policía de aduana. Gente que preguntaba todo el rato si estaban en el sitio correcto, gente que conocía los sitios a la perfección, y gente que ayudaba a otros a encontrar las mejores formas de llegar a tiempo.

Gente que corría. Gente que corría. Y gente que corría porque otros corrían. Gente que quería seguir a los que corrían sin saber a dónde iban. Gente que se asustaba porque todo el mundo corría. Y gente que no permitía que personas mayores, minusválidos, o personas con bebés pudieran adelantarles como es debido.

Y sin duda mi gran momento del día es cuando una mujer, ventrílocua, sacó un muñeco ajustado en la muñeca y comenzó hacer reír a los niños pequeños (y grandes). La mujer quiso pasar su espera divirtiendo a todos los que se le cruzaban, y reconozco que cuando cantaba pidiendo con un  “hello” fui en colaborar porque la gente no está acostumbrada a pasarlo bien en estas largas esperas. A la gente le cuesta empezar, pero cuando ya ven que otros lo hacen… enseguida se empiezan a animar y a disfrutar un poco. Sin duda, una larga cola que debo contar que fue amenizada con la presencia de esta ventrílocua. Por muy bueno y divertido que fuera su trabajo todo el mundo la miraba como a una extraña, casi como si estuviera haciendo el mal. Personalmente en unos de los cruces me he acercado y la he felicitado por tan estupenda hazaña de obtener algunas sonrisas en tan larga espera. ¡Cómo agradezco que haya personas que ayuden a la gente a reír sin pedir el más mínimo dinero a cambio! ¡Mil gracias!

 

Para muchos habría sido una tarde de infierno. Para mí, un paseo por un precioso zoológico humano, lleno de sabores y colores. ¿Y tú cómo ves al mundo?

La fauna que se encuentra al realizar conexión de vuelo en el aeropuerto de MIAMI es de auténtico zoológico, en el mejor sentido figurado de la palabra. Al final, ¿Cómo es la soberanía interna del espacio aéreo? Eso ya es más largo de contar...

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Pedro Amador

Conferencista internacional considerado experto en felicidad y comunicación. Colabora numerosas veces en TV, radio o prensa y ha desarrollado la innovadora Tecnología de la Felicidad Happiness Play, basada en la Metodología Autocoaching, que empezando con la rueda de la vida te ayudará a gestionar la felicidad. Autor de cuatro libros, decenas de artículos y videos blogs. Profesor asociado en varias universidades.

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