Pero yo más, pero yo más, y yo más y yo más y mejor. Cuando veo a algunos niños pequeños es cuando mejor comprendo cómo vamos formando nuestro futuro. Les sugiero que siempre tomen unos minutos para analizar los comportamientos de los más jóvenes, ya que al margen de que “todo cambia”, o “a esta juventud no hay quien la entienda”, les invito a reflexionar en las formas.

Les explico, porque hoy observaba como unos niños pequeños se tiraban arena en una playa en la que me encontraba descansando. En mis tiempos, se hacía igualmente, pero siempre con una sonrisa y con el mayor de los afectos. Hoy comprobaba que se hace con un sentimiento de “yo más”. Primero alguien tiraba algo de arena casi por error. Luego veía a otro niño y arrojando algo más de arena respondía con un seco “yo más”. Aparecían en serie arrojando más y más arena y siempre compartían una sonrisa envenenada a seguir con un infinito “yo más que tú”.

Pero yo más

Pensaba entonces, ¿dónde he visto yo esa tontería del “yo más”? Recordaba algunos amigos a los que siempre les escuchaba relatando quién había tenido más relaciones amorosas, sin importar la calidad: “yo he estado con más chicas”, siempre murmuraba algún listo de turno. Aunque parece que algún que otro contratacaba y decía algo como “yo gano más dinero”. Incluso los había que decían “pero yo aguanto mucho más de fiesta”. Me resultaba familiar a personas que se creen más que los demás.

Aunque claro, tan sólo había que abrir el periódico en sucesivos días para palpar la realidad. Países que juegan a ver quién muestra más ejército en su celebración anual, quién tiene más cabezas nucleares, quién ha luchado mejor contra la pandemia, o quién lanza el misil que llega más lejos.

Pero déjense de tonterías. ¿Por qué no juegan a competir quién sonríe más? ¿Quién ofrece más cariño diciendo "me gusta!? ¿O quién dice más veces «te quiero»? Les invito, porque sólo así, disfrutarán de una vida más divertida. Garantía asegurada.